El narco dominicano Sergio Martínez, quien dirigía una banda de 30 miembros y lideraba operaciones internacionales de drogas con base en Lawrence (Massachusetts) y eran distribuidas en New Hampshire, fue sentenciado a 45 años de cárcel y se le confiscarán $2 millones de dólares que mantenía en cuentas bancarias en la República Dominicana, varias casas, carros de alta gama y otras propiedades que tenía en Estados Unidos.
La sentencia fue programada para el 28 de enero 2020, pero fue transferida para comienzos de septiembre. Los bancos dominicanos no fueron identificados.
Martínez, cayó en un operativo de la policía en la que 33 sospechosos fueron detenidos y acusados de participar en la conspiración.
El testimonio en el juicio mostró que Martínez, quien dijo en una llamada telefónica grabada “lo que damos es veneno”, dirigía a docenas de cómplices, incluidos corredores, despachadores telefónicos y personas que mezclaron y empacaron las drogas.
Su esposa, Luz Pérez de Martínez de 29 años de edad, fue condenada en noviembre 2019 a 9 años y era la administradora de todo el dinero que movía la organización, colectaba, pagaba a los distribuidores, hacía transacciones bancarias y compraba drogas para ser revendidas, de acuerdo a los fiscales.
El Ministerio Público dijo que los investigadores confiscaron más de 12 kilogramos (26.5 libras) de fentanilo a la organización de Martínez durante la investigación.
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Los despachadores atendían diariamente cientos de llamadas de clientes que realizaban pedidos de fentanilo y les indicaban que se reunieran con distribuidores en Lawrence y Harverhill, Massachusetts, y a veces en Salem, New Hampshire.
Los fiscales dijeron que los investigadores confiscaron más de 12 kilogramos (26.5 libras) de fentanilo a la organización de Martínez durante la investigación.
Recibía entre $30 a $35 mil dólares diarios de sus distribuidores que producían las ventas.
La condena a Martínez, que enfrentaba una pena más drástica, fue en base a un acuerdo con los fiscales para declararse culpable por conspiración de un esquema de tráfico de toneladas de fentanilo, siendo calificado como un capo de alto perfil por la DEA.
Martínez, de 30 años de edad y quien residía en Lawrence (Massachusetts), tenía numerosos testaferros que lavaban los millones de dólares que adquirió producto de las ventas de los psicotrópicos, según la fiscalía federal de New Hampshire en cuya corte fue condenado.