La República Popular de China reconoció haber destruido muestras del COVID-19 en laboratorios no autorizados.
Así lo afirmó Liu Dengfeng, funcionario del departamento de Ciencia y Educación de la Comisión Nacional de Salud de China.
Dengfeng dijo que el 3 de enero pasado el Gobierno de China decidió que fueran destruidas las pruebas realizadas en “laboratorios no autorizados” con el fin de “prevenir desastres futuros” de patógenos no identificados.
El funcionario explicó que la decisión fue tomada con “requisitos claros sobre la recolección, el transporte, el uso experimental y la destrucción del patógeno” para evitar posibles contratiempos o fugas.
La noticia fue publicada por Zhuang Pinghui, corresponsal en Beijing, para el medio South China Morning Post.
Según el reporte, Liu dijo que “las observaciones hechas por algunos funcionarios estadounidenses fueron tomadas fuera de contexto y con intención de confundir”.
En el último mes, Estados Unidos ha incrementado la presión a China al señalar a la nación asiática como culpable de la crisis del COVID-19 en el mundo.
Tanto el presidente Donald Trump, como su secretario de Estado, Mike Pompeo, han acusado directamente a China de ocultar información y destruir pruebas del virus para evitar culpabilidad.