Santo Domingo, República Dominicana – En una entrevista reveladora, el general retirado William Reyes Martínez compartió detalles inéditos sobre su trayectoria de más de tres décadas en la Policía Nacional y la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD). Durante su intervención, Reyes destacó el rol de Barahona como uno de los puntos más críticos del narcotráfico en el país, atribuyendo su complejidad a redes bien estructuradas de microtráfico y narcomenudeo.
Reyes, quien ocupó posiciones clave en inteligencia y operativos antidrogas, describió cómo las dinámicas de tráfico han evolucionado en sectores como Barahona, Baní y la región fronteriza con Haití. Según sus palabras, los puntos de droga operan con estrategias que van desde la distribución en especie hasta la implementación de obras sociales para ganar la protección de comunidades vulnerables.
Un ingreso poco convencional
En sus palabras, el camino hacia la institución policial comenzó de manera inesperada. Proveniente de una familia humilde, Reyes creció en un hogar dirigido por su madre, Mercedes, quien enfrentaba dificultades económicas para sostener a su familia. En ese contexto, el joven William aprendió habilidades domésticas, como planchar ropa, algo que eventualmente le abriría una puerta insospechada.
“Un día, un oficial del área de investigación que vivía cerca de mi casa me pidió que le planchara un par de chacabanas. Cuando le entregué el trabajo, me preguntó cómo podía pagarme. Yo le respondí que no hacía falta. Fue entonces cuando me ofreció una recomendación para ingresar a la Policía Nacional”, recordó Reyes.
“El microtráfico requiere inteligencia estructurada”
El general explicó que el microtráfico es un sistema jerárquico que incluye “dealers”, distribuidores y, en algunos casos, menores de edad utilizados como vigilantes o mensajeros. Reyes insistió en que las investigaciones efectivas necesitan operaciones encubiertas y monitoreo constante para validar la existencia de puntos de distribución. “Muchas veces, la única forma de confirmar la venta de sustancias es realizar compras controladas”, subrayó.
En cuanto a su experiencia, Reyes mencionó que lideró operativos en regiones como Santiago y Barahona, donde coordinó investigaciones profundas sobre las estructuras criminales. Destacó que Barahona, con su estratégica ubicación costera, se ha convertido en un punto de tránsito clave para el narcotráfico internacional.
Reyes abordó también los desafíos internos de la institución, señalando que la disciplina jerárquica y los recursos limitados son áreas críticas. “Cuando ingresé en 1989, las condiciones eran muy diferentes; había precariedades que afectaban la formación y desempeño”, comentó. A pesar de ello, expresó su orgullo por haber contribuido al fortalecimiento de la inteligencia policial en su tiempo.
Asimismo, reflexionó sobre la relación entre la Policía Nacional y la DNCD, describiéndola como complementaria pero separada en términos de jurisdicción. Mientras que la DNCD se enfoca en el tráfico de grandes cantidades, la Policía debe lidiar con el microtráfico en barrios y comunidades, explicó.
Otro tema abordado fue la situación en la región fronteriza con Haití, donde Reyes fungió como comandante policial. Relató que las rutas irregulares entre ambos países son utilizadas para el tráfico de mercancías y sustancias ilícitas, lo que exige un monitoreo constante por parte de las autoridades dominicanas. “En algunas áreas, la vigilancia es mínima, lo que facilita actividades ilícitas”, afirmó.
Al referirse al desarrollo turístico en zonas como Pedernales, Reyes advirtió que el narcotráfico podría representar un desafío si no se refuerzan las medidas de seguridad. “Es necesario proteger estas áreas para evitar que el crimen organizado interfiera con los proyectos de desarrollo”, agregó.