Noticias País, Washington, EE. UU. — Estar suspendido a más de 10 mil metros de altura dentro de un tubo metálico puede parecer antinatural, y esa sensación, aunque estadísticamente infundada, sigue acompañando a millones de viajeros cada día.
A pesar de que la aviación comercial continúa siendo uno de los medios de transporte más seguros del mundo, la inquietud ante una posible emergencia genera dudas inevitables: ¿es posible elegir un asiento que aumente las probabilidades de sobrevivir si algo sale mal?
La ciencia y la experiencia de décadas de análisis han ofrecido pistas útiles. Aunque las autoridades aeronáuticas sostienen que ningún asiento garantiza seguridad total, diversos estudios de agencias como la FAA y la NTSB sugieren que ciertos patrones podrían ayudar a quienes desean maximizar su bienestar a bordo.
La clave, según los datos recopilados entre 1971 y 2017, está en la ubicación y, sorprendentemente, también en la compañía que rodea tu asiento.
Las estadísticas tranquilizan: volar tiene una tasa de mortalidad ínfima, con solo 0.07 muertes por cada mil millones de millas recorridas en avión, frente a 7.28 en automóvil.
En EE. UU., la probabilidad de fallecer en un vuelo comercial es de 1 entre 13.7 millones, según un estudio de 2024 publicado en el Journal of Air Transport Management.
Incluso en accidentes graves, el 94 % de los pasajeros sobrevivieron, una cifra que cambia la narrativa del miedo por la de la preparación.
Uno de los hallazgos más relevantes proviene de un estudio citado por Time, que indica que los pasajeros ubicados en el tercio trasero del avión tienen las tasas de mortalidad más bajas, un 28 %, frente a un 44 % en los asientos de pasillo del tercio central.
Los asientos centrales de la parte trasera son, estadísticamente, los más favorables, ya que los pasajeros están mejor protegidos por los cuerpos de quienes se sientan a sus lados.
Daniel Kwasi Adjekum, investigador en seguridad aérea, explicó a Live Science que la dinámica del impacto es determinante: si el avión colisiona de forma frontal o en pista, la parte delantera absorbe más energía. Por eso, quienes se ubican atrás tienen mejores oportunidades de salir ilesos, dependiendo del tipo de emergencia.
Pero los riesgos no se eliminan del todo al elegir asiento. La zona sobre las alas, si bien reforzada y cercana a las salidas de emergencia, también alberga los depósitos de combustible, lo que puede representar un peligro adicional en caso de incendio. En este punto, cada segundo cuenta, y estar cerca de una salida es vital.
Más allá de la ubicación, la preparación personal marca la diferencia. Expertos recomiendan contar las filas hasta la salida más cercana, prestar atención al briefing de seguridad, ajustar siempre el cinturón y vestir ropa cómoda que permita moverse con facilidad.
Además, reducir el consumo de alcohol ayuda a mantener claridad mental, y nunca intentar recuperar el equipaje durante una evacuación puede salvar vidas.
Casos excepcionales han desafiado las estadísticas. En 1989, durante el incidente del vuelo 232 de United en Sioux City, la mayoría de los sobrevivientes estaban en la parte delantera, recordando que cada situación tiene variables imposibles de prever.
Con todo, elegir un asiento en la parte trasera del avión, especialmente uno central, sí puede ofrecer una ligera ventaja estadística.
Pero, según los expertos, la clave para sobrevivir no está solo en dónde te sientes, sino en cómo reaccionas. Volar sigue siendo abrumadoramente seguro, y prepararse mentalmente puede ser el verdadero salvavidas que haga la diferencia.