En la actualidad, se ha generado un debate considerable sobre los efectos de la radiación emitida por los dispositivos móviles en la salud humana. Este análisis aborda cómo diferentes tipos de radiación afectan al organismo y si es cierto que la tecnología 5G puede ser perjudicial para la salud. Aunque hay verdades y mitos en torno a este tema, este análisis busca proporcionar claridad.
Es importante destacar que todos los dispositivos móviles emiten algún tipo de radiación electromagnética. Sin esta radiación, sería imposible que los teléfonos funcionaran. Sin embargo, no todas las radiaciones son iguales. Para entender los efectos de estas emisiones en el cuerpo humano, es necesario diferenciar entre radiaciones ionizantes y no ionizantes.
Diferencias entre radiación ionizante y no ionizante
Las radiaciones ionizantes tienen la capacidad de generar iones, lo que significa que la energía que emiten puede arrancar electrones de los átomos en los que incide. Esta capacidad puede alterar la materia y, en algunos casos, tener efectos dañinos sobre los seres vivos. Un ejemplo clásico de radiación ionizante es la utilizada en los rayos X, que al impactar con las partes duras del cuerpo, como los huesos, permiten generar imágenes médicas, pero también pueden causar daños celulares si la exposición es prolongada o intensa, generando problemas como tumores o cánceres.
Por otro lado, las radiaciones no ionizantes no tienen suficiente energía para alterar la estructura de los átomos. En este grupo encontramos la luz visible, las microondas, las señales de radiofrecuencia y las ondas utilizadas por los dispositivos móviles para la comunicación, incluidas las del 5G. A pesar de las preocupaciones que han surgido sobre la tecnología 5G, estas ondas tienen frecuencias mucho más bajas (alrededor de 80 GHz) que el umbral necesario para considerarse ionizantes, que es de 2.4 millones de GHz.
La tecnología 5G y la salud
Los teléfonos móviles han evolucionado con el tiempo, pasando de tecnologías como 2G, 3G, 4G, hasta el reciente 5G, aumentando la frecuencia de las ondas utilizadas. Sin embargo, a pesar de este aumento, las ondas del 5G están lejos de ser ionizantes, lo que significa que no tienen la capacidad de alterar los átomos de los tejidos humanos ni de causar daños como el cáncer.
El Specific Absorption Rate (SAR), o Índice de Absorción Específico, mide la cantidad de energía que el cuerpo humano absorbe cuando está expuesto a la radiación electromagnética. Este índice es controlado por normativas de salud pública en diversos países, que establecen límites muy por debajo de niveles peligrosos. Aunque la radiación emitida por los teléfonos puede aumentar ligeramente la temperatura de los tejidos, este incremento es insignificante (alrededor de 0.7 °C) y no supone un riesgo inmediato para la salud.
Experimento de medición de radiación
Para comprender mejor el impacto de la radiación emitida por los teléfonos móviles, se realizó un experimento utilizando un espectrómetro de radiación, el Radia Code 103, que mide la radiación en microSiervos por hora. Este equipo permite no solo detectar la presencia de radiación gamma, sino también identificar el tipo de isótopo presente. Durante el experimento, se midió la radiación en diferentes escenarios: en una habitación sin dispositivos electrónicos, con el móvil en modo avión, en una llamada, descargando un vídeo usando WiFi, con Bluetooth activado y en un campo abierto sin fuentes de radiación artificial.
Los resultados mostraron que, salvo en el campo abierto, donde los niveles de radiación fueron más bajos, las mediciones en la habitación con el teléfono en uso no presentaron diferencias significativas. Esto sugiere que la radiación emitida por los teléfonos móviles es mínima y no genera un riesgo real de radiación ionizante.
Conclusiones sobre el 5G y la radiación móvil
La radiación ionizante comienza a ser peligrosa a niveles de entre 50 y 100 milisievert por hora. Los dispositivos móviles, incluyendo los que utilizan 5G, emiten radiación muy por debajo de estos valores, lo que significa que no son capaces de causar daños ionizantes en el cuerpo humano. La radiación que generan es comparable a la radiación cósmica que recibimos del universo, la cual está presente de forma natural y no representa un peligro para la salud.
En resumen, aunque es natural preocuparse por los efectos de la radiación electromagnética, los estudios científicos hasta la fecha no han encontrado pruebas concluyentes de que la tecnología 5G o los teléfonos móviles causen daño mediante radiación ionizante. No obstante, es recomendable seguir investigando los efectos a largo plazo de la exposición a radiaciones no ionizantes, especialmente en términos del aumento de temperatura corporal y otros posibles efectos menores.
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