Fausto Luciano, un joven con síndrome de Down, ha demostrado que las barreras pueden romperse cuando se trabaja con dedicación, esfuerzo y pasión.
Desde hace más de cinco años, Fausto forma parte del equipo del Ministerio de la Vivienda y Edificaciones (MIVED), donde se desempeña como mensajero interno y ha conquistado los corazones de todos sus compañeros.
Su historia es un claro ejemplo de que la inclusión laboral no solo transforma vidas, sino también inspira a las instituciones y empresas que apuestan por abrir sus puertas a personas con capacidades diferentes.
Con su sonrisa constante y su energía inquebrantable, Fausto es un recordatorio de que los sueños son alcanzables cuando se cuenta con apoyo y oportunidades.
Recientemente, sus compañeros del MIVED realizaron un gesto especial para reconocer su compromiso y dedicación. Este emotivo acto refleja el aprecio que Fausto ha ganado gracias a su entrega en el trabajo diario.
“Fausto nos enseña cada día que la verdadera fortaleza está en el corazón”, comentó un compañero del ministerio.
Gracias a programas como el Servicio de Formación e Inserción Laboral (SEFIL), empresas e instituciones están promoviendo espacios donde personas como Fausto pueden mostrar su talento, dedicación y profesionalismo.
El ejemplo del MIVED y el impacto de Fausto son una inspiración para seguir construyendo un futuro más inclusivo, donde cada persona tenga la oportunidad de brillar.
Fausto no solo realiza su labor con excelencia, sino que se ha convertido en un símbolo de superación personal y profesional, motivando a otras personas a creer en sus capacidades y seguir adelante sin importar las dificultades.
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